01 febrero 2007

Cada catalán emite diez toneladas de CO2 a la atmósfera al año

Josep E. Llebot y Carlos Gracia explican el cambio climático en el Aula EL PAÍS
JAUME BAUZÀ - Barcelona - 01/02/2007

El cambio climático es un hecho y la inmensa mayoría de los científicos atribuyen el calentamiento global a la emisión de gases de efecto invernadero que origina la actividad humana. Algunas de sus consecuencias son ya irreversibles y hay que tomar medidas con rapidez: "?No tenemos más de 10 años para actuar", coincidieron el martes el catedrático de Física de la Universidad Autónoma, Josep Enric Llebot, y el profesor titular de Ecología de Universidad de Barcelona, Carles Gracia, en un acto sobre El cambio climático en Cataluña organizado por Aula EL PAÍS y el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, dentro del Año de la Ciencia.

Cataluña debería tener 14 veces más superficie boscosa para compensar las emisiones de CO2
Llebot mostró las evidencias del cambio climático: la temperatura media ha aumentado, de hecho la actual es la más alta de los últimos 2000 años. Los glaciares se derriten y el nivel del mar ha comenzado a subir. En Cataluña también hay algunas señales perceptibles de las consecuencias del aumento de las temperaturas, entre ellas que las hojas de los bosques de hayas del Montseny aparecen ahora 20 días antes y se caen 13 días más tarde de lo normal.
El cambio climático es ya "irreversible", coincidieron los dos científicos. "Hemos desencadenado unos mecanismos que no tienen marcha atrás. El CO2 seguirá calentando la tierra durante milenios. El daño no podemos evitarlo, en todo caso podemos mitigar sus consecuencias", explicó Gracia.
Lo que sí se puede y se debe hacer, coincidieron ambos, es evitar que el problema se agrave: "Tenemos que pensar en acciones concretas encaminadas a prevenir los efectos del calentamiento global", señaló Llebot. El físico saludó iniciativas aún en proyecto como la limitación de la velocidad a 80 km/h en el Área Metropolitana de Barcelona y otras que estudia la Oficina del Cambio Climático, dependiente de la Generalitat.
Ante un auditorio lleno, los conferenciantes exhibieron gráficos que demuestran que las predicciones sobre el clima que han elaborado los científicos hasta ahora se corresponden con lo que después ha ocurrido en la naturaleza. Es decir, modelos climáticos y fenómenos naturales coinciden con asombrosa exactitud. "Tenemos ya pruebas de los efectos del calentamiento en Cataluña. Pese a la sensación general de que llueve menos, no es así. Lo que ha cambiado es la frecuencia, alternando periodos de fuerte sequía y de pluviometría intensa", dijo Llebot.
Carles Gracia centró su discurso en el papel que tienen los bosques como receptores y emisores de carbono a la atmósfera y mostró cómo el cambio hará que el paisaje de Cataluña cambie a formas mucho más áridas. "Las plantas y los árboles, como los humanos, respiran", explicó. "Absorben CO2 y nos ayudan a limpiar la atmósfera. Pero nuestros bosques no nos van a salvar porque los números no salen: cada catalán emite 10 toneladas de CO2 al año. Una hectárea de bosque puede absorber 5,5 toneladas de CO2 de modo que para compensar las actuales emisiones, necesitaríamos dos hectáreas de bosque por cada catalán, es decir, 14 millones de hectáreas. Pero sólo tenemos un millón", explicó Gracia.
Pero los bosques mismos están amenazados porque necesitan agua. "Para que una planta coja un kilo de carbono ha de transpirar 400 litros de agua. En Cataluña llueve entre 500 y 700 litros por metro cuadrado y año. Para mantener la actual superficie forestal necesitamos unos 570 litros. Ni lloviendo lo mismo que ahora, al aumentar la temperatura habría más evaporación y el agua que llegaría a los bosques sería mucho menor. Los bosques retrocederán: vamos a formas de suelo mucho más áridas", indicó Gracia.
Ambos científicos se congratularon de que el debate haya trascendido del ámbito científico y citaron las conclusiones del informe Stern: para aliviar los efectos del calentamiento global sería necesario invertir el 1% del producto interior bruto mundial. De lo contrario, la factura global que habrá que abonar entre todos los países se multiplicará por 20.

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